Recientemente, cumplió un año de funcionamiento el Centro de Recuperación Nutricional Infantil de Santa Victoria Este, ubicado en el predio del hospital cabecera de esa área operativa, en la banda norte del departamento Rivadavia.
En el primer año, en este centro se internaron 75 niños y ya hubo 69 altas. El equipo de salud realiza el seguimiento ambulatorio de los niños que regresan a su hogar.
Por las características culturales de la población zonal, con gran mayoría de comunidades originarias, la modalidad de internación es familiar, lo que significa que se interna al niño con algún déficit nutricional junto a su grupo familiar primario.
“En este momento tenemos seis niños internados, una nena y cinco varones, todos menores de dos años, con sus respectivas familias”, informó la médica pediatra Valentina Fernández Alberdi, coordinadora del Centro.
Los motivos por los que se interna a un paciente pueden ser desnutrición aguda moderada, desnutrición crónica reagudizada o curvas de peso estancadas, explicó la profesional, agregando que “si bien la denominación es Centro de Recuperación Nutricional infantil, acá se aborda la desnutrición materno-infantil”.
Amplió que “la internación es familiar, porque las madres y los padres tienen un rol fundamental en la recuperación nutricional de sus hijos, desde la toma de decisiones compartida hasta la efectivización del tratamiento, sea para preparar las fórmulas lácteas o para dar una medicación”.
Una vez que el niño es dado de alta, se notifica la novedad al agente sanitario encargado del sector donde vive la familia, para el seguimiento junto al equipo del Centro.
Trabajo interdisciplinario
En forma diaria, el equipo tratante realiza pases de sala interdisciplinarios, en los que se discuten los diagnósticos, los objetivos de la internación y los elementos facilitadores y obstaculizadores identificados para cumplir dichos objetivos.
Fernández Alberdi explicó que en los procesos de atención se cuenta con la participación de facilitadores interculturales de las comunidades originarias, “quienes no solo son intérpretes, sino que también forman parte de la construcción del plan de cuidado, junto con las familias”.
También comentó que, debido a que las internaciones suelen ser prolongadas, existe cierta flexibilidad al acordar salidas y visitas familiares, siempre que el estado de salud del paciente lo permita. “Esa flexibilidad es necesaria, porque es mucho tiempo que la familia pasa en una institución que le es ajena, lejos del resto del grupo familiar y de la comunidad”, explicó la profesional.
Otro aspecto que resaltó la coordinadora del Centro es que, durante el periodo de internación, diversas familias conviven, comparten espacios de uso común, como el comedor, la sala de juegos, la sala para ver películas. “Se acompañan, comparten, pero como en toda convivencia también puede haber tensiones”, dijo.
Promoción de salud
Durante la permanencia de las familias en el Centro, además de controlar el aspecto nutricional, el equipo tratante trabaja en la pesquisa de enfermedades endémicas de la zona y otras asociadas a la malnutrición.
También se controlan y completan los esquemas de inmunización y se efectúan evaluaciones sociales para detectar necesidades en el campo de la seguridad social, se evalúa la salud materna y se brinda consejería sobre métodos de anticoncepción.
“Tres veces a la semana dictamos talleres sobre promoción de la salud y prevención de enfermedades y prácticas alimentarias saludables, también se brindan herramientas para que la familia continúe la recuperación nutricional del niño en su casa, teniendo en cuenta las carencias estructurales de la zona”, dijo Valentina Fernández Alberdi.