El ex gobernador provincial y fundador del Partido Renovador de Salta, Roberto Augusto Ulloa, falleció ayer a los 96 años, en la Ciudad de Buenos Aires. Había llegado a la provincia en abril de 1977, designado como gobernador interventor por la dictadura militar encabezada por Jorge Rafael Videla, y desempeñó esas funciones hasta 1982, cuando el régimen militar comenzaba a derrumbarse. Ante la inminencia del retorno a la democracia, renunció para dedicarse a la creación del PRS y postularse para las elecciones del 30 de octubre de 1983. 

Roberto Augusto Ulloa junto a Ricardo Gómez Diez. 

Aunque nunca reivindicó la represión ilegal desarrollada a partir del 24 de marzo de 1976, la jerarquía del cargo que le confiaron da la pauta de cuál era su visión sobre el conflicto que ensangrentaba a la Argentina y su juicio sobre los procedimientos para aniquilar a las organizaciones armadas y a los grupos políticos que las acompañaban. La historia le pasa factura por ese compromiso y por las desapariciones de Pedro Vélez, Juan José Figueroa, Orlando Molina, Juan Carlos Parada, Marta Casella y Aldo Melitón Bustos, ocurridas durante su gestión. Sin embargo, nunca se probó que Ulloa estuviera involucrado directamente en esos hechos. 
Por otra parte, la designación del coronel Yago Luis de Gracia como jefe de Policía fue fundamental para sacar de la fuerza a los vestigios de los grupos de tareas. De Gracia sería designado después de 1983 como director de la seguridad presidencial de Raúl Alfonsín. 

Tras la derrota que sufriera el Partido Renovador en 1995, Augusto Ulloa se retiró de la vida pública. Luego, en 2007 renunció al partido que él mismo había fundado, en repudio a la alianza con el Frente para la Victoria (extensión del PJ).

En un trabajo publicado en la revista Escuela de Historia, de la UNSa. los docentes María Fernanda Justiniano, Elina Tejerina y Gerardo Bianchetti escribieron: “La gestión de Ulloa fue caracterizada, por opositores y periodistas, como ordenada y prolija. Su ejecutividad, – como la separación de la cúpula de la policía provincial acusada de secuestros y detenciones -, su estilo sencillo, trato amable y su accionar orientado a satisfacer necesidades y demandas del interior provincial le permitió ganar la simpatía de los habitantes”.

Ese perfil, y una visión mucho menos sectaria e inquisitorial que la que caracterizó a los jerarcas de la dictadura, le permitió a Ulloa y a su equipo de colaboradores sobrevivir al colapso del régimen y adaptarse a un momento crítico para los partidos políticos en general. El PJ y la UCR ya no tenían la amalgama interna que había caracterizado a esas entidades históricas. A nivel nacional, el peronismo no había sabido tomar distancia de la herencia militar y el radicalismo, liderado por Raúl Alfonsín, todavía tropezaba con desaveniencias internas. 
Ulloa pudo avanzar secundado por Jorge Oscar Folloni, Aldo Juncosa, y Armando Catalano, a quienes se sumarían el capitán Víctor Abelardo Montoya, Ricardo Gómez Diez, Juan Agustín Pérez Alsina, Fernando Saravia Toledo y otros dirigentes de toda la provincia.

Este miércoles, a las 9, se realizará el sepelio del exgobernador Ulloa. Será en el Panteón Naval del cementerio de la Chacarita, en Buenos Aires. Hace muchos años vivía allí.

El proyecto de ampliación de las fronteras agropecuarias, la estrategia de medicina sanitaria preventiva y la atención puesta en la vida de cada uno los municipios fue garantizando inserción a esta fuerza que estaba en el proyecto del capitán de navío desde que llegara a Salta. 
Según la misma publicación académica, el Secretario de Municipalidades era una pieza estratégica y la elección de intendentes se hacía convocando a la comunidad: “docentes, el cura, el comisario, comerciantes, agricultores y eran ellos los que proponían una terna”.

Amigos de Roberto Ulloa y miembros del Partido Renovador de Salta realizarán esta tarde en la Catedral Basílica, a las 19, una misa para recordarlo. 

En la Salta de los años ’80 era perceptible que, además de las figuras históricas y las tradiciones políticas de radicales y peronistas, existía un espacio provinciano y moderadamente conservador, alejado de la aristocrática y ya nostálgica Unión Provincial, que había perdido la contención del Movimiento Popular Salteño (de Ricardo Durand) y que no comulgaba con el ultraliberalismo porteño de la familia Alsogaray.
Esa corriente de opinión pública, que incluía a peronistas, radicales y conservadores desperdigados, fue la base del Movimiento de Unidad Salteña (MUS) que se convertiría en el Partido Renovador de Salta.


Sin embargo, a medida que avanzó el proceso democratizador, la figura de Roberto Romero, que se impuso en las internas del PJ y de inmediato convocó a todos los peronistas fue un factor no solo unificador, sino que se transformó en una fuerza avasallante, que tomó distancia de la frágil fórmula nacional que integraban Italo Luder y Deolindo Bittel. Y ofrecía un proyecto productivista muy concreto, centrado en las ideas de federalismo, integración regional, consolidación de los municipios y desarrollo productivo ganó un espacio propio. La Unión Cívica Radical, a su vez, se benefició de la ola alfonsinista que arrasó con el radicalismo más conservador y presentó en Salta la candidatura de Bernardo Solá y Ricardo Reymundín.

Romero, secundado por Jaime Hernán Figueroa, ganó con el 51% de los votos, contra el 26% de Solá y el 17% de Ulloa y Bernardino Arce.
Ese día empezó para el país y para la provincia una nueva era histórica, en la que intenta construir una nueva democracia y un nuevo federalismo.
El Partido Renovador de Salta logró paulatinamente desplazar a la Unión Cívica Radical en la pulseada por el segundo lugar. Ulloa fue elegido como diputado nacional en el período 1985 – 1989. Y reelecto en este año.

Avatares de la democracia 

En 1991 el trabajo político y la fractura del Justicialismo hicieron posible que Roberto Ulloa le ganara a Roberto Romero y volviera a gobernar la provincia en la fórmula compartida con Ricardo Gómez Diez. Pero el peronismo logró ganar en 48 de los 59 municipios de entonces, lo cual obligó al gobernador a gestionar con minoría en la Legislatura. Ya con Juan Carlos Romero como gobernador, Ulloa se desempeñó como senador entre 1995 y 2001.

La coalición de una gran parte de su partido con el kirchnerismo para construir la fórmula de Juan Manuel Urtubey y Andrés Zottos lo llevó a alejarse de la vida pública. La llegada de este capitán de navío y exdirector de la Escuela Naval a la mediterránea provincia de Salta fue la manifestación del proyecto militar que distribuyó al país entre fuerzas.

Pero la experiencia política de Ulloa muestra que la democracia no se construye solo con el voto sino con partidos y objetivos. Y también, al cabo de tres décadas, que la crisis de representación está muy lejos de ser resuelta en el país.
 

 

El Tribuno